Los bosques fortalecidos
Con solo dar un paso dentro de la sala podemos reconocer los diferentes sectores que conforman el medio ambiente expositivo. Sectores que, como los tramos de maleza que conviven en un campo extendido, o como los jirones que constituyen una manta creada a partir de fragmentos, constituyen un conjunto compuesto por elementos disímiles que logran convivir y fortalecerse precisamente por la diferencia entre sus partes.
Las obras que Juana Gómez pone a convivir en NAC, compuestas casi en su totalidad por materialidades textiles o arcillosas, aparecen como experimentos en los que se anidan capas de trabajo y tiempo. En algunas de ellas, surgen como cicatrices que sobresalen de las superficies volviéndose reconocibles y tangibles; en otras, las capas se enraizan y pierden sigilosamente en los volúmenes que las contienen, haciendo que su aparición solo se vuelva comprobable con su destrucción.
Emergen de esta manera los artefactos colgantes que se ciñen al cuerpo con amarras, las ramitas y plantas cristalizadas por el fuego, las señales cifradas de lenguajes que pretenden colectivizarse; los bosques fortalecidos por tramas coloreadas y las campanitas colgantes que al despertar liberan el sonido del río.
En este entorno, hay una búsqueda por dar forma al acto de cuidar y curar a través de la intervención directa con elementos externos o artificiales, que permiten la reconstrucción y el fortalecimiento de otros [elementos] que han sido perdidos, dañados o fracturados. Al mismo tiempo, las piezas evidencian que, a veces, de lo perdido sólo quedan los rastros materiales que han sido producidos por quien se ha preocupado por recordarlos y volver a situarlos en el espacio.
Sin embargo, en vez de hacer esta búsqueda una labor individual, el proceso es colectivizado: para no permanecer solos en medio de una catástrofe se deben extender códigos y gestos, así como recepcionar las señales e historias ajenas. Sólo de esta forma se puede elaborar una segunda piel, un tejido vivo que transpire sed de conexión con el mundo.
[La segunda piel de Juana Gómez en Galería NAC]