Nuestro corazón mutante

Alojados entre mis costillas

descanso estos brazos sobre un cuerpo

y se enquistan sobre otra piel

Camila Blavi

lo más temible del Frankenstein de Mary Shelley no es su fealdad ni que haya sido creado a partir de cadáveres, sino la profunda desesperación que contagia de su dolor de estar solo en el mundo. terriblemente abandonado a su suerte. cuando vemos al monstruo en realidad no se muestra más que nuestra incomprensión: no saber de dónde viene o cómo llegó a ser. hay un proceso invisible que nos asusta, que intentamos diseccionar con taxonomías baratas y una larga lista de explicaciones informes. cae ese universo que conocemos y la nada se abre bajo nuestros pies. ya no importa lo humano. en el explosivo crecimiento del mundo natural, hay un dios que tiembla. lo natural no es ya normal, ni pareciera nunca serlo. lo natural es el éxtasis. a veces teñimos de exotismos nuestras pesadillas y dibujamos allá afuera una línea amenazante. y todavía late, aunque no queramos, nuestro corazón mutante. desde dentro ruge la incomprensión de nuestra mezcla en los flujos del mundo. no sabemos si nos da miedo estar tan solas o estar confundidas entre tantos seres. rescatamos a veces un pedazo de árbol, lo cuidamos, porque saber en este caso es volcar nuestra ternura más monstruosa en una vida imposible de ser pesquisada.

[Un monstruo que nunca antes había visto de Miguel Soto, curada por sentimental studio (Ignacio Lira y Carolina Sepúlveda) en Local Arte Contemporáneo.